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Por la defensa de la interpretación

A las culturas que no han usado la escritura como un medio para llevar un registro sus memorias suele catalogárseles de iletradas. Es como si el conocimiento, la memoria, solo pudiese grabarse de forma física en artefactos que luego puedan ser examinados y estudiados por todos. ¿Pero qué hay de todo ese conocimiento que está más profundamente ligado a la tierra, a los flujos y reflujos del agua, con el impulso hacia la vida en su forma más pura?

Ciertas civilizaciones vierten su conocimiento en canciones que las guían a través del paisaje como mapas, cantando y describiendo cada historia, cada rito, cada característica de los elementos que lo componen y lo han forjado a través del tiempo. Los versos de las canciones del pueblo de los Yanyuwa, habitantes de la región de Carpentaria, al norte de Australia, guardan el mapa detallado de más de 800 kilómetros que cuentan y cantan la ubicación de cada cantera y el tipo de piedra que puede extraerse de ella, así como para qué tipo de arma o herramienta resultaría más útil dicha piedra, lo mismo con los bosques y su madera, los depósitos y cursos de agua, sus peces y demás habitantes, los campos y sus suelos. A cada una de estas regiones, así mismo, están asociados diferentes ritos, eventos históricos y leyendas particulares. 

La Antígona de Jean Anouilh es uno de mis libros preferidos pero tuve que recorrer un camino largo para llegar a ella, entender muy bien la profunda y sabia, pero básica y salvaje relación de los hombres con la tierra y lo que está más allá de ella, profundamente arraigado en ella, con todo eso que no se ve pero se siente, que no se explica pero se comprende porque se lleva dentro, de manera definitiva y absoluta con lo incomunicable (¿se recuerda de algún modo, en relación a la etimología de la palabra que nos recuerda lo que llevamos en el corazón?). El capítulo en el que pienso ahora probablemente es de otro libro, Edipo en el camino, me parece. El capítulo describe la historia de personajes de una tribu cuya existencia entera se sostiene y manifiesta a través de la música. La música que brota desde las entrañas de la tierra como la lava de los volcanes, que posee la calma y la fuerza del agua, la ternura de un trino y lo estremecedor de un trueno. Cuando ellos bailan o cantan entran en un arrebato alienante que (contradicción vital e ineludible) a través de mágicas, secretas, ancestrales fórmulas quiebra todos los paradigmas, desafía la razón y los une en comunión perfecta. La ficción del otro desaparece, solo existe el unísono. ¿Será que esto solo lo puede conseguir la música? ¿Existirá algún otro conjuro igual de poderoso?

Desde nuestras cabinas solo podemos aspirar a esa comunicación perfecta, a que desde lo que sale de ese cuerpo emisor y que pasa a través de nosotros para alcanzar a los receptores, se pierda lo menos posible y que sepamos rescatar con fidelidad el mensaje.

Lisette Chaigneau, directora 2024 del Comité de Intérpretes del Cotich.
Esta entrada la escribí con la intención de reactivar el blog. Ya escribiré con cosas relacionadas de manera más tangible con la intepretación, pero quise empezar con algo personal, a modo de introducción.
Mientras tanto, les dejo las referencias a los libritos que mencioné:

Antígona, Henry Bauchau ISBN 9789706801722

Edipo en el Camino, Henry Bauchau ISBN-10 ‏ : ‎ 9871335008

Antígona, Jean Anouilh, ISBN13 9788416605873

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INVITACIÓN PARA TRADUCTORES E INTÉRPRETES RESIDENTES EN CHILE

¡Hola!

Espero que estén teniendo una buena semana.

Los contacto nuevamente para reiterar el llamado a participar en el estudio del Comité de Estudios sobre Traducción e Interpretación (CETI) del Cotich.

Como se comentó antes, el estudio (“Estudio sobre servicios de accesibilidad e inclusión en el área de la traducción e interpretación en Chile: tipos de servicios y uso de inteligencia artificial”) es PARA TODOS los traductores e intérpretes profesionales residentes en Chile, sin importar si se dedican a traducción audiovisual (TAV) o no, pues también se busca recabar información sobre el universo de servicios que se entregan en nuestro país (traducción, interpretación, posedición, transcripción, transcreación, formación, entrenamiento de motores de traducción automática, etc.).

La encuesta es totalmente anónima, toma MUY pocos minutos responderla y este estudio es el pie inicial para muchos otros estudios que el CETI planea llevar a cabo en el futuro cercano.

Desde el CETI y el COTICH estamos muy motivados con esta nueva etapa y el apoyo de nuestros colegas connacionales es CRUCIAL para que se puedan seguir creando iniciativas que nos ayuden a manejar información actualizada, relevante y útil para nuestro desempeño profesional.

Este es el enlace a la encuesta: (https://forms.gle/8aughinRFoAvhUDK6)

¡Contamos con ustedes!

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UNA ESCALERA DE MUCHOS PELDAÑOS

Ingresé a la AGTS por allá por el año 1998, cuando Marlene Hyslop era su presidenta. Mi intención era compartir con “aquellos locos” que hablaban mi mismo idioma, la traducción y sus bemoles, pues yo trabajaba de manera dependiente, junto con muchas otras profesiones y oficios. Quería sentirme “en mi mundo”.

Participaba activamente en todas las actividades que organizaba el Directorio, porque creo que es la mejor forma de demostrarle apoyo a quienes entregan su trabajo y tiempo en beneficio de nuestra profesión.

Con el tiempo, me fui integrando un poco más cada vez, hasta que en la Asamblea de 2004, decidí postularme al Directorio, especialmente para cumplir con un compromiso que había asumido con dos socias de que cuando dejara mis responsabilidades como Vicepresidenta de Guías y Scouts de Chile, concentraría mi trabajo voluntario en la AGTS. Sin embargo, yo no sabía que cierto personaje, que desempeñaba el cargo de presidente en ese momento, tenía un plan muy armado para “pasarme la posta” en esa misma asamblea. De hecho, cuando iba llegando a la reunión, un socio de aquella época cordialmente me saludó: “Buenas noches, señora presidenta”. ¡Todavía ni siquiera habíamos hecho la elección de Directorio!

A partir de ese día, asumí el cargo de presidenta, que luego desempeñaría durante cuatro bienios, con ciertas intermitencias. Son muchos los años de trabajo en el Directorio, muchas las personas con las que he podido compartir, con las que he sufrido ante los problemas, pero también muchas con las que he gozado los logros que poco a poco hemos podido alcanzar. Entre ellos, puedo mencionar los dos hitos más significativos para mí, porque implicaron mucho trabajo para el equipo. En primer lugar, quiero mencionar el cambio de nombre de nuestra institución, desde Asociación Gremial de Traductores de Santiago a Colegio de Traductores e Intérpretes de Chile, considerando que implica la incorporación de los intérpretes, el aumento de la cobertura territorial y la elaboración y aprobación de un nuevo estatuto. En segundo lugar, se encuentra el afianzamiento de nuestra sede institucional, que significa tener una oficina que nos enorgullece y que, además, cuenta con estructura para un trabajo administrativo adecuado y un espacio, aunque pequeño, para reuniones y actividades de capacitación.

Como siempre he dicho, cada equipo, cada directorio, ha creado un peldaño más en esta escalera que lleva a COTICH hacia su desarrollo. Unos se preocupan de lo nacional, otros de lo internacional; unos de lo legal, otros de lo administrativo; unos se concentran en lo tecnológico, mientras que otros se preocupan de lo social; y así, cada directorio se preocupa de hacer crecer al Colegio en un área específica, dependiendo mucho de sus intereses y habilidades; pero todos, al final, solo quieren que nuestra profesión y nuestra institución se proyecten en el concierto nacional e internacional.

¡Larga vida al Colegio y mucha fuerza y sabiduría a los futuros Directorios!

Con gran afecto, María Eugenia Poblete P.

Socia COTICH n.º 81

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De arquitecta a traductora; de traductora al Colegio

Soy arquitecta de profesión y traductora-intérprete autodidacta. Mis estudios académicos formales me dan el título de arquitecta y planificadora urbana, profesión que he ejercido por varias décadas. Justamente cuando estaba haciendo un postgrado en una universidad canadiense allá por los años setenta, un profesor inglés que hacía investigación en Centroamérica me pidió colaboración para sus publicaciones en español. Ahí empecé con las traducciones, actividad que me fascinó y que además me permitió ganar los pesos adicionales necesarios cuando una es estudiante. Además, empecé a indagar en el mundo de la empresa privada: las escuelas de idiomas, las empresas de traducción e interpretariado, la demanda y oferta de servicios de traducción. Con ello se me abrió un mundo de posibilidades y desde ese momento mi profesión original como planificadora urbana se vio complementada, enriquecida y crecientemente ligada con mis actividades como traductora e intérprete independiente. Tuve muchos encargos entretenidísimos: leer poemas en español para un programa de radio, disfrazarme de minero para capacitar a operarios in situ en el uso de una máquina especializada, hacer de intérprete en un tour de varios días a las montañas Rocallosas durante un congreso de demógrafos, etc. Durante muchos años hice varios cursos ligados a la traducción y trabajé con numerosas empresas como instructora, traductora e intérprete, hasta que finalmente decidí formar parte del gremio de traductores de Canadá. Gracias a mis años de experiencia y estudio, y tras cumplir con rigurosos requisitos y exámenes, fui aceptada en los años ochenta como traductora certificada en inglés-español-inglés en dos asociaciones profesionales en Canadá, lo que significó un reconocimiento y respaldo a mi labor.
Recién venía llegando a Chile después de 20 años de vivir en otros países. Tenía mi trabajo estable en Santiago como planificadora en Naciones Unidas; pero al igual que dos décadas antes, comencé a indagar las posibilidades de complementar mi puesto formal con la traducción e interpretariado. Así empezó mi búsqueda de contactos y datos. Como experta en planificación y políticas públicas me tocaba –además de las actividades propias del cargo- traducir todos los documentos que pasaban por la oficina, además de hacer de intérprete en reuniones y seminarios. Ya con eso me di cuenta del bajo nivel de profesionalismo de ser traductor en Chile, y como era considerada una actividad asociada a “saber inglés” o bien propia de una secretaria bilingüe. No se concebía la traducción como una profesión en sí misma, y eso ha cambiado poquísimo a pesar de los avances en los programas de formación académica, las empresas de traducción e incluso la existencia del COTICH.
Mis primeros contactos con traductores fueron Adriana Aguilera, con quien yo trabajaba en CEPAL y, posteriormente, Beatriz Délano. Ambas lamentablemente ya no están con nosotros. Beatriz me recibió un día en su oficina en Providencia, rodeada de papeles y llena de trabajo que gustosamente compartía con otros colegas cuando se sentía abrumada. Y también por el gusto de compartir. Me acogió con los brazos abiertos, generosa, solidaria y con enorme interés por lo que podía compartirle de mi experiencia fuera de Chile. Tuvimos largas conversaciones y muchos cafés en su oficina, entre apuros y urgencias y llamadas de clientes, y compartimos ideas sobre la actividad de la traducción en Chile y la posible organización de traductores que estaba gestándose en ese entonces. Ella se movía mucho entre sus contactos traductores, algo que yo no podía hacer porque estaba dedicada a mi trabajo en planificación, que me requería tiempo completo y muchos viajes, y a mis hijos pequeños.
Recuerdo lo emocionante que fue un día cuando me llamó para firmar el acta de creación de la asociación, uniéndome así a la lista de pioneros que queríamos una base de respaldo para la profesión. A muchos los conocí solo a través de Beatriz, pues mi dedicación a la traducción era esporádica y más ligada a mi trabajo formal, como sigue siendo hasta ahora. Creo que la asociación, a lo largo de los años, ha fortalecido la imagen del traductor frente a la sociedad y –más aún- ante sí mismos, pues exigir dignidad requiere primero sentirse dignos. Hasta hoy he sido miembro ininterrumpidamente, algunos años trabajando en el directorio o apoyando labores específicas. También me he mantenido vinculada a la asociación profesional en Canadá, con quienes año a año sigo trabajando en los protocolos y exámenes de admisión, sumamente estrictos y muy regulados. Esa pertenencia profesional ciertamente entrega beneficios, junto con responsabilidades, que nos diferencian de los aficionados o improvisadores aun cuando el cliente chileno todavía no sabe bien la diferencia. Solo el hecho de ser miembro de COTICH entrega una credencial que debemos saber usar, respetar y honrar con nuestro constante mejoramiento, alto nivel de profesionalismo y una ética que responda a los principios y acuerdos establecidos. Si bien las instituciones y la sociedad general están muy atrasadas en otorgar al COTICH el lugar y reconocimiento que merece, hay grandes pasos que se han dado y es el momento que las nuevas generaciones desplieguen toda su energía y asertividad para seguir avanzando.

Antonieta Surawski

Socia COTICH N.º 29

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Cómo llegué al Colegio

A fines de los ochenta, dos socias y yo instalamos una oficina de traducciones.   Empezamos en nuestras casas, pero en 1990  llegamos a la oficina de Beatriz Délano que justo arrendaba un espacio en su oficina ubicada en el edificio de la galería del Tavelli en Providencia.  
Así fue como conocí a Beatriz Délano. Inmediatamente me impactó y maravilló  su gran capacidad de trabajo y productividad, creo que nunca he conocido a otra persona como ella.  Su energía no conocía límites. Además, era muy generosa y cariñosa. En esos años Beatriz  hablaba de formar un colegio de traductores, era su sueño (parecía imposible en aquel tiempo, una tarea de titanes), pero  lo logró en aquella época en que compartimos oficina.  Fue su empuje, dedicación y capacidad de trabajo que lo consiguió. Le debo (y le debemos) a Beatriz ser parte de este Colegio, de su existencia.  Claro que otras personas   trabajaron sin cansancio para este gran logro en conjunto con Beatriz, pido disculpas por no nombrarlas, (tengo pésima memoria para nombres)..  pero mi experiencia fue en torno al esfuerzo, dedicación y gran energía de mi querida amiga Beatriz. Gran valor como traductora, madre de incansable dedicación y excelente persona. 
Después, a lo largo de los años, siempre mantuve una relación al menos telefónica con Beatriz… era un agrado escuchar su voz siempre atenta y alegre.  También la llamé muchas veces para preguntarle términos que no podía resolver, pero que ella, por cierto, siempre sabía.

Lila Castillo

Socia COTICH n.º 8

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Beneficios de pertenecer a la FIT

A la pregunta sobre “la importancia de que COTICH pertenezca a la FIT y los beneficios para los socios” se responde de la siguiente forma:

  • La FIT es “la voz de las asociaciones de traductores, terminólogos e intérpretes en todo el mundo”. El objetivo principal es promover la importancia y el profesionalismo de las disciplinas que representa.  COTICH es miembro de la FIT; ello significa que todos sus asociados pertenecen a esta asociación mundial y lo deben reflejar profesionalmente.
  • La relación, el contacto directo, entre COTICH y FIT es a través de FITLATAM, que es el Centro Regional América Latina. Este Centro fue fundado en 2003 con la participación activa de Chile. A partir de septiembre de 2018, Chile nuevamente está presente en el Directorio, y por ende también activamente en FIT. Ojalá Chile pudiera continuar con su presencia en los futuros directorios. Uno de sus objetivos principales es estimular, perfeccionar y capacitar en forma continua a sus asociados como también fomentar el intercambio profesional e informativo entre todas las asociaciones de traductores, terminólogos e intérpretes pertenecientes a este Centro Regional. Se habrán dado cuenta que ha habido un gran flujo informativo profesional enviado por FITLATAM a COTICH para su distribución.

Información de nuestro socio:

Hans Grof

Socio COTICH n°17

Profesor y Traductor alemán – español – inglés

Profesor en el programa de postgrado en Traducción, Universidad de Warwick, Reino Unido. Miembro fundador de la Asociación de Traductores. Presidente (2000 – 2004) de la Asociación Gremial de Traductores de Santiago, presidente anterior (2004 – 2008) y luego vicepresidente (2012 – 2014) del Colegio de Traductores e Intérpretes de Chile. Actual Director/Vocal Fitlatam

Perfil LinkedIN

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Memoria operativa e interpretación simultánea

La memoria operativa, conocida también como memoria de trabajo (del inglés working memory), es el sistema de memoria que permite mantener activa una cantidad limitada de información durante un período corto de tiempo y manipular simultáneamente esa u otra información. Por ejemplo, la memorización de un número telefónico. El concepto de memoria operativa se considera como una definición operacional de la Memoria Corto Plazo (Ruiz-Vargas, 2002). Luego de poner a prueba la hipótesis de la memoria de trabajo, a través de ejercicios de doble tarea en los que se les solicitaba a los sujetos realizar dos tareas concurrentes de recuperación, razonamiento, aprendizaje o comprensión, Baddeley (1998) llegó a la conclusión que la memoria operativa no presentaba sólo un almacén a corto plazo, sino que estaba compuesta por diversos subsist  emas o almacenes, cada uno encargado de un aspecto en particular y que son los que, finalmente, permiten la division de las tareas.

Estos subsistemas se detallan a continuación:

1) Ejecutivo central, que cumple la función de control de los procesos.

2) Bucle fonológico, que desempeña una función de almacenamiento y repaso a nivel verbal.

3) Agenda visoespacial, que cumple la función de almacenamiento y repaso a nivel visual.

De los tres subsistemas, el que resulta de mayor importancia para la interpretación es el bucle fonológico, ya que es el encargado de la codificación del lenguaje en la memoria a corto plazo. Posee dos componentes; un almacén fonológico que permite retener información básica basada en el lenguaje y un proceso de control articulatorio relacionado con el habla interna. La evidencia obtenida por Baddeley (1998) demuestra que las huellas de memoria en el almacén fonológico se desvanecen rápidamente y resulta imposible recuperarlas después de uno o dos segundos. Sin embargo, esta huella de memoria puede reactivarse por un proceso de lectura de la misma dentro del proceso de control articulatorio. Para demostrar la existencia del bucle fonológico, el experto centró su atención en realizar diferentes experimentos relacionados con el lenguaje para estudiar los diversos efectos de algunos problemas concretos en los procesos de memoria que son evidencia clara de la presencia del bucle. Entre estos efectos están los de similitude fonológica, en los que se señala que “el almacén se basa en un código fonológico; por lo tanto ítems similares tendrán códigos similares. El recuerdo requerirá discriminar entre las huellas de memoria. Las huellas similares serán más difíciles de discriminar dando lugar a un nivel inferior de recuerdo” (Baddeley 1998:62). Otro efecto es el del habla no atendida, que indica que si un sujeto escucha a otro hablando aunque intente no prestarle atención, el nivel de comprensión o razonamiento resultará perjudicado por este hecho. También está el efecto de la longitud de las palabras, que demostró que los sujetos recuerdan con mayor facilidad palabras cortas o con una menor cantidad de fonemas que palabras largas y que presenta una correlación entre la velocidad de habla y pronunciación de un sujeto y la capacidad de memoria. Finalmente está el efecto de supresión articulatoria, que señala que el funcionamiento del bucle se ve afectado si le pide a un sujeto que pronuncie una serie de ítems simultáneamente con la realización de otra tarea, ya que la pronunciación manifiesta domina el proceso de control articulatorio.

La memoria operativa es de especial importancia para el estudio de la interpretación simultánea, ya que desempeña un rol fundamental en los procesos que en ella ocurren. Podemos deducir que son las habilidades de memoria y atención, ambas de capacidad y recursos limitados, las que soportan una mayor carga y esfuerzo durante el proceso interpretativo, ya que el intérprete debe ser capaz de mantener, de forma casi inconsciente, un control y equilibrio de sus recursos mentales (Padilla, Benítez y Bajo, 1998). Esto se debe principalmente a que el intérprete, como ejecutor único de esta compleja actividad mental, realiza múltiples tareas mentales concurrentes, que Gerver (1971 en Pöchhacker, 2005) precisó de la siguiente manera: el intérprete recibe y atiende una unidad de sentido, también denominada frase preposicional o chunk, y comienza a traducir mentalmente y a formular verbalmente esa unidad de sentido (1). Al mismo tiempo, recibe y atiende una nueva unidad de sentido (2) mientras está aún ocupado en la vocalización de la unidad de sentido anterior (1), de manera que el intérprete debe poder retener la unidad 2 en la memoria antes de comenzar la interpretación; mientras formula la unidad 2, recibe unidad 3, y así sucesivamente.

El modelo de esfuerzo de Gile (1999) señala la necesidad de equilibrio de las capacidades mentales en los procesos de interpretación. Este modelo destaca la división en los procesos de atención y los esfuerzos realizados por la memoria dejando en claro que ninguno de los dos es involuntario y que el intérprete potencia estos no sólo ante las dificultades del discurso, sino que también ante la dificultad grammatical añadida que significa interpretar entre distintas lenguas. El autor, además, parte de la base que los errores en interpretación provienen de una serie de dificultades como son la velocidad del discurso, presencia de términos técnicos, cifras, palabras confusas, mala pronunciación, entre otros, todos aspectos que se pueden relacionar con las investigaciones presentadas por Baddeley (1998) y descritas previamente.

Lambert (1989) explica que somete a intérpretes de conferencias a tareas familiares de escucha, interpretación consecutiva, interpretación simultánea y shadowing, y mide la capacidad de retención de los intérpretes tras cada tarea. Los resultados muestran un mayor porcentaje de recuerdo tras la tarea de escucha y de interpretación consecutiva, las formas más profundas de procesamiento y en donde existe un mayor grado de focalización de la atención, un uso más consciente de la memoria y no hay presencia de tareas paralelas. Sin embargo, en los casos de interpretación simultánea o de shadowing, en los que la atención está dividida entre los procesos de escuchar y hablar, es decir, existe una doble tarea, hay un uso menos consciente de la memoria y por tanto se produce un procesamiento menos profundo de la información. El autor señala, además, que la memoria a largo plazo también está implicada de una manera activa en el proceso interpretativo, ya que supone una adición simultánea al material del almacén de conocimientos del intérprete extraídos de la recepción del mensaje y, al mismo tiempo, implica extracción de conocimientos pertenecientes al bagaje cultural almacenado. Daro (1989 en Padilla, Benítez y Bajo, 1998) señala que la buena ejecución de una interpretación simultánea depende de la habilidad que tenga el intérprete de controlar, diversificar y distribuir su atención en las diferentes tareas paralelas involucradas en los procesos interpretativos (escuchar, analizar, sintetizar y producir). Goldman-Eisler (1972), por su parte, afirma que la atención del intérprete se distribuye entre el mensaje de entrada (input) y su propia producción (output), pero que tiende a focalizarse de manera más consciente en el mensaje de entrada cuando éste es difícil de procesar. Lambert, Daro y Fabbro (1993 en Padilla, Benítez y Bajo, 1998) realizaron un estudio sobre la base del planteamiento de Goldman-Eisler (1972), cuyos resultados demuestran que los intérpretes pueden, si así lo desean, diversificar su atención en aspectos específicos del mensaje verbal de entrada, bloqueando cualquier interferencia de sonido o habla que pudiera ser perjudicial, de manera que si la atención estuviese focalizada conscientemente en una u otra tarea o mensaje, sería incluso perjudicial para la ejecución global de la interpretación.

Es así como un intérprete simultáneo bien entrenado debiese, según Padilla, Benítez y Bajo (1998) dividir su capacidad en dos niveles atencionales en la ejecución de la interpretación simultánea:

1. Nivel que requiere de mayor capacidad atencional, que es el de la recepción o

aprehensión del sentido (procesos controlados en la fase de escucha).

2. Nivel que requiere de menor capacidad atencional, que es el de la formulación

lingüística (procesos semiautomáticos en la fase de reformulación).

En base a lo mencionado anteriormente se puede concluir que el proceso de memoria, sobre todo la memoria operativa, es de vital importancia para los intérpretes simultáneos y que si bien se puede alcanzar un buen nivel de interpretación teniendo un alto nivel de memoria operativa y una competencia léxico-gramatical de nivel medio alto, no será posible alcanzar el mismo nivel de producción con una competencia léxico-gramatical alta y una baja habilidad de memoria operativa.

INFORMACIÓN DEL SOCIO:

Traductor e Intérprete en alemán, español e inglés egresado de la Universidad de Concepción con más de 5 años de experiencia en trabajo independiente y agencias en diversas áreas del conocimiento.

Socio COTICH Nº 211

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